En el futuro existirá la opción de no conducir, podremos subir al coche e indicar, en voz alta, el lugar al que queremos ir, y dejaremos que la Inteligencia Artificial haga su trabajo, que determine el mejor trayecto, que ignore los semáforos sincronizándose con otros coches autónomos que haya por la calle, que los pasajeros se dediquen a otras actividades sin necesidad de concentrarse en la carretera… pero seguramente siempre existirán opciones para que podamos continuar sintiendo el placer de conducir.
Gestionar la velocidad, tener el control de la dirección y dejarse llevar por las cuatro ruedas es un placer que muchos no querrán abandonar, y la tendencia es seguir ofreciendo vehículos que se adapten a ese tipo de público, sin dejar de concentrarse en el quesito SEGURIDAD.
Desde sistemas como el que ofrece el Kia Picanto, con un método autónomo de frenado de emergencia, a las cámaras de visión trasera cada vez más sofisticados (el mismo Kia Picanto cuenta con líneas de guía dinámicas en dicha cámara), los dispositivos de seguridad avanzan a un ritmo vertiginoso, más rápido incluso que el adoptado por el mundo de los coches autónomos.
Pero no es solo el asunto de seguridad el que evoluciona año tras año, la COMODIDAD es un aspecto fundamental.
No hablamos solo de tejidos, o de espacio, hablamos de recursos, de tener a mano la información que necesitamos en todo momento. La conectividad con reconocimiento de voz en la pantalla de 7 pulgadas del Kia Picanto vuelve a ser un buen ejemplo en este sentido, ofreciendo todo lo que podemos encontrar tanto en Android Auto como en Apple Carplay.
Coches más seguros y más cómodos, pero también más atractivos estéticamente, más adaptados a la nueva generación, más compatibles con las ciudades modernas… aún le queda un buen camino a la tecnología autónoma para poder competir con las maravillas que vemos a diario en el mundo del motor.