En muchas ocasiones es mucho mejor tener muy pocos seguidores, y extremadamente fieles a la marca, que miles de ellos que no se relacionan en exceso con el contenido, y eso es algo que acaba de mostrarse en un estudio publicado en komfo.com.
La idea es sencilla, y la voy a explicar con un pequeño ejemplo:
Imaginemos que tenemos una página de Facebook de una escuela infantil, donde los seguidores son los padres y madres de los niños (100 seguidores, para poner un ejemplo). Cada vez que publicamos algo relacionado con las actividades de la escuela, Facebook envía el contenido a un 3-5% de los seguidores, es decir, a unas 4 personas. Esas 4 personas, padres de alumnos, pulsan en «me gusta» porque es algo que les afecta directamente, porque son sus hijos, su escuela, una marca a la que tienen cariño. Al detectar tanto éxito en la publicación, Facebook aumenta su visibilidad y sigue mostrándola a los seguidores, aumentando ese porcentaje original y llegando, posiblemente, a un 90-100% de la comunidad de seguidores de la página (unas 95 personas).
Ahora imaginemos que alguien tiene la brillante idea de pagar para aumentar el número de seguidores de la página de la escuela. Miles de desconocidos pulsan en «me gusta» porque ven el anuncio, pero no tienen ninguna relación con la marca, ni con los alumnos, ni con las actividades de la escuela.
Cuando publiquemos un texto llegará a un 3-5% de los seguidores, igual que antes, pero en ese 3-5% ya no hay tantos padres como antes (puede ser que no haya ninguno), por lo que el post no recibirá «me gusta» y su visibilidad quedará estancada.
Es decir, cuando solo teníamos 100 seguidores, la visibilidad del post llegó a 90-100 personas, ahora que tenemos 1.000 seguidores la visibilidad llegó a 30 personas, ninguno de ellos «fan» de la marca.
En insidefacebook llegan a la misma conclusión: es mucho mejor tener comunidades pequeñas que interactúen con la marca, que miles de seguidores que nunca verán lo que va a ser publicado.