No cabe ninguna duda que la estrategia de marketing que se impone en el ciclo en el que el contenido emerge como el máximo responsable de la construcción de marca, es el marketing de la influencia a través de la calidad de los contenidos.
Influencia o exlusión
En un universo conformado por cada vez más marcas individuales tejiendo redes horizontales en su alianza con otras influencias y conformando comunidades eficientes, expertas, segmentadas y ubicuas, no es de extrañar que la reputación online o mejor dicho, la falta de ella condene al ostracismo perpetuo de la “nube” a las marcas que no “acepten las reglas del juego”.
Los modelos productivos han cambiado, las preferencias de consumo han cambiado, el centro de poder se ha desplazado de las marcas a los clientes y las redes sociales son las plataformas donde nacen las nuevas forma de comunicarnos, informarnos y relacionarnos.
Construir una marca a través de influencias individuales consolidadas da como resultado el beneficio conjunto de todos los actores, logrando con ello la reorientación de nuestro negocio, hacia un nuevo ciclo en el que satisfacer, responder y entregar calidad, es responsabilidad de todos.
La influencia es el bien social por excelencia y es en la híper conectividad y la localización donde está más concentrada.
La construcción de marcas personales se hace imprescindible para atender las necesidades de un universo ubicuo y transparente en el que son nuestras acciones las que van conformando los distintos niveles de calidad que entrega la red.
Ubicuidad se fusiona con híper segmentación y quizá esto puede parecer distópico, pero es la evolución natural de la existencia como seres digitales.
La influencia hoy, aquella que se exalta como parte indispensable para la construcción del branding, es la evolución lógica de la responsabilidad social empresarial, focalizada en las marcas individuales y en su unión con sus semejantes (alianzas= marketing de influencia) en pos del valor agregado.
De la RSE a la influencia, mucho más que empresa
Asistimos por lo tanto a la evolución desde la responsabilidad social a la responsabilidad individual y la clave radia en entender los mensajes que se filtran en las redes y el papel que juegan dentro del entramado social.
Para entender el ciclo por el que nos adentramos es esencial tener en cuenta tres premisas fundamentales
• Para tener influencia debemos lograr un contexto
Es por ello que la híper segmentación, la especialización y la localización, son esenciales para lograr integrar nuestra influencia en un mercado (comunidad) eficiente.
• Ser popular es distinto que ser influyente
La popularidad es un concepto corto placista mientras que la influencia que se nos exige hoy se cuece a fuego lento, a través de acciones, creaciones e interacciones permanentes en un contexto de educación y formación constante.
• Ser influyente no es sólo conversar
Este es otro aspecto determinante para entender en toda su magnitud el peso específico de la influencia en la construcción de marcas.
Es esencial tomar conciencia que es desde la calidad que se fomenta la interacción y el diálogo, desde el aporte de la marca a la necesidad planteada por sus seguidores ”“ hoy más exigentes, preparados y capaces de ser parte activa de la marca en la que confían- de nada servirá interactuar constantemente si no tenemos ningún elemento que nos diferencie para entregar a nuestro segmento de clientes potenciales.
Influencia hace referencia a la acción social en su conjunto, incluido el uso eficiente de las herramientas que dotan a nuestros “tiempos” de mayor eficiencia y penetración.
Y finalmente, otra de las razones por las que la influencia es hoy una variable global, más allá de las redes sociales, la encontramos en la propia interacción, que es finalmente la que va dando forma al branding personal que estamos construyendo.
Avanzamos hacia un contexto de “personalización” de la influencia, donde es el peso del grupo, el valor de pertenecer a una comunidad, a una red, lo que consolida un contexto cada vez más exigente conformado por usuarios cada vez más comprometidos, nadie se arriesgaría a poner en riesgo la reputación ¿ verdad?