Un equipo de investigadores suizos del Instituto Federal Suizo para la Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA) ha desarrollado una batería viva y funcional, alimentada por hongos, en un envase biodegradable y no tóxico creado mediante impresión 3D. Aunque suene a ciencia ficción, esta tecnología podría revolucionar el uso de la energía en aplicaciones específicas, ofreciendo una alternativa sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
¿Cómo funcionan estas baterías?
La batería se basa en la combinación de dos tipos de hongos, cada uno con un papel clave. En el ánodo, el hongo de levadura metaboliza azúcares y libera electrones. En el cátodo, un hongo de podredumbre blanca produce una enzima capaz de capturar y conducir estos electrones hacia el exterior de la célula. Este proceso convierte los nutrientes de los microbios en energía, haciendo de esta batería una especie de «pila de combustible viviente».
Diseño y fabricación con impresión 3D
El equipo de EMPA logró integrar células de hongos en una tinta de celulosa adecuada para impresoras 3D. Esta tinta no solo es eléctricamente conductiva, sino que también es biodegradable, segura para los hongos y sirve como fuente de nutrientes para ellos. Además, permite fabricar las baterías en diferentes formas y tamaños, según las necesidades específicas de cada aplicación.
Uno de los aspectos más fascinantes de esta tinta es que, al final de su vida útil, facilita la descomposición de la batería. Este detalle refuerza su carácter sostenible y amigable con el medio ambiente, haciendo que estas baterías sean completamente biodegradables.
Aplicaciones actuales y limitaciones
Aunque no son lo suficientemente potentes como para alimentar dispositivos como teléfonos inteligentes o relojes inteligentes, estas baterías ofrecen un rendimiento ideal para aplicaciones específicas. Por ejemplo, pueden alimentar pequeños sensores utilizados en agricultura o investigación ambiental, como monitores de temperatura, luz y humedad.
Encapsuladas en cera de abejas, estas baterías pueden operar durante varios días, generando entre 300 y 600 milivoltios, y entregando corrientes de entre 3 y 20 microamperios. También es posible almacenarlas en estado seco y activarlas posteriormente con agua y nutrientes, lo que las hace particularmente prácticas para entornos remotos o de difícil acceso.
Innovación en constante evolución
Los investigadores de EMPA aún están trabajando para mejorar la potencia y la duración de estas baterías, así como para explorar el uso de otros tipos de hongos que podrían ser más eficientes en la generación de electricidad. Aunque todavía no hay una fecha definida para su comercialización, los avances en esta tecnología representan un paso importante hacia sistemas energéticos más sostenibles.
Otras alternativas sostenibles
El desarrollo de estas baterías basadas en hongos no es un caso aislado en la búsqueda de soluciones energéticas ecológicas. Por ejemplo, se han creado baterías reciclables hechas de zinc y caparazones de cangrejo, así como baterías comestibles elaboradas con algas marinas. Estas iniciativas demuestran el creciente interés por combinar tecnología y naturaleza para resolver los desafíos energéticos actuales.
Desde WWWhatsnew.com creemos que este tipo de innovaciones no solo son emocionantes, sino también necesarias para afrontar los retos medioambientales del futuro. En mi opinión, el enfoque de EMPA hacia baterías biodegradables abre un camino prometedor hacia un mundo donde la tecnología y la sostenibilidad coexistan en armonía.