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Cómo usar agua no potable para tirar de la cadena

reciclar aguas grises

Desde hace tiempo vengo pensando en soluciones que permitan reutilizar el agua proveniente de las duchas para llenar las cisternas de los inodoros, evitando utilizar agua potable, porque me molesta ver que al tirar de la cadena se use agua potable que se pierde.

Seguramente hay otras soluciones, pero por mucho que miro, veo que en los edificios nuevos sigue sin haber, generalmente, un sistema que piense en este tema.

Os dejo aquí todo lo que ya he investigado sobre el asunto, para centralizar la información en espera de que exista alguna ley que obligue a las constructoras a ponerse serios con el asunto.

Qué se necesita

Reutilizar el agua de la ducha para llenar las cisternas de los inodoros es una práctica sostenible conocida como el uso de «agua gris». El agua gris es el agua residual doméstica procedente de duchas, lavabos y lavadoras, que, aunque no es apta para el consumo, puede ser perfectamente utilizada para otros fines como el riego de jardines o para las cisternas de los inodoros.

Para implementar un sistema de reutilización de agua gris en el hogar, se deben considerar varios aspectos técnicos y de seguridad:

Como veis, aunque implementar un sistema de reutilización de agua gris para los inodoros no solo es beneficioso para el medio ambiente al reducir el consumo de agua potable, sino que también puede ofrecer ahorros en la factura de agua a largo plazo, por desgracia requiere una inversión inicial y un compromiso con el mantenimiento y la operación adecuados del sistema (algo que no sería necesario si la obra nueva viniera ya con este sistema).

Soluciones existentes

La reutilización de agua gris para llenar las cisternas de los inodoros es una solución sostenible que ha ganado popularidad tanto en hogares como en edificios comerciales, aunque no tanta como debería.

Hay varios sistemas en el mercado que facilitan esta práctica:

Kohler realizó un estudio sobre sistemas de aguas grises residenciales y su impacto en los inodoros a lo largo del tiempo, encontrando que los sistemas de menor costo (entre $3,000 y $5,000) presentan problemas de mantenimiento, mientras que los sistemas más eficientes pueden costar entre $8,000 y $9,000​​, como suele ser lógico.

Como veis, no es un tema sencillo, aunque la tecnología está ayudando a que implantar los sistemas sea más sencillo y más efectivo.

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