En una búsqueda innovadora para desentrañar los misterios del universo, un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham está recurriendo a técnicas novedosas para simular las condiciones de los enigmáticos agujeros negros en un entorno de laboratorio. La líder del equipo, la profesora Silke Weinfurtner, utiliza un recipiente especial, bautizado como un «jacuzzi de alta tecnología», para recrear y estudiar estos fascinantes monstruos cósmicos.
Creando un vórtice cósmico en un tarro de vidrio
Dentro de este «jacuzzi», se crea un vórtice en un tarro de vidrio lleno de helio superfluido. El helio se enfría hasta alcanzar una temperatura gélida de -271 grados Celsius, un paso esencial para demostrar las propiedades cuánticas de un agujero negro. A diferencia del agua, cuyo vórtice puede girar a cualquier velocidad, el del helio sólo puede hacerlo a velocidades específicas, lo que hace que sea un medio ideal para estas simulaciones.
Analizando las ondas en el helio
Los investigadores observan con detenimiento las ondas que se forman en la superficie del helio, que emulan la radiación acercándose a un agujero negro. Con el uso de una cámara de alta resolución y precisión a nivel de nanómetros, estas ondas son registradas y analizadas, proporcionando un rico manantial de información para el equipo de Weinfurtner.
Investigando la superradiancia
El propósito primordial de este experimento es estudiar un fenómeno teórico conocido como superradiancia. En la superradiancia, un agujero negro, que debe girar lentamente, tiene la capacidad de amplificar la luz que se acerca, transformándola en grandes cantidades de energía. Esta teoría aún no ha sido demostrada de manera directa, por lo que los resultados del laboratorio pueden ser un hito en la comprensión de este fenómeno.
Aplicaciones más allá de la superradiancia
El experimento no sólo se limita a la superradiancia. Mediante la simulación de helio superfluido, los científicos pueden profundizar en los efectos cuánticos inherentes a los agujeros negros. Este escenario de laboratorio podría ayudar a entender mejor la radiación de Hawking, un tipo de radiación térmica que los agujeros negros emiten de forma espontánea. Asimismo, puede aportar conocimientos sobre las ondas gravitacionales, señales enviadas por todo el universo debido a la fusión catastrófica de agujeros negros, detectables por instrumentos terrestres como el LIGO.
El hecho de que podamos reproducir, aunque sea de manera limitada y controlada, eventos cósmicos de tal magnitud en un laboratorio es un testimonio del avance de la ciencia y de la tenacidad humana para descifrar el universo. A través de este proyecto, no sólo nos acercamos a desentrañar los misterios de los agujeros negros, sino que también nos empujamos a nosotros mismos hacia nuevos horizontes de comprensión y conocimiento.
Más información en The Guardian.
Imagen meramente ilustrativa creada por WWWhatsnew con Midjourney