La inmortalidad digital, un tema recurrente en la ciencia ficción desde hace décadas, podría convertirse en realidad gracias a los recientes avances en neurociencia y tecnología. Este concepto, conocido como transferencia de la mente o «mind uploading», sugiere que nuestras conciencias podrían sobrevivir en un formato digital después de que nuestros cuerpos físicos dejen de existir.
Los Primeros Pasos hacia la Inmortalidad Digital
Una de las estrategias más prometedoras para alcanzar la transferencia de la mente es la emulación completa del cerebro. Este método implica realizar escaneos detallados del cerebro y su actividad, permitiéndonos replicar el cerebro biológico de una persona, y potencialmente su mente, en una computadora. La técnica más avanzada en este sentido es la de «escanear y copiar», que consiste en escanear en detalle un cerebro preservado, por ejemplo, mediante microscopía electrónica. Este procedimiento recopila los datos necesarios para producir una réplica funcional de un cerebro.
Los Retos de la Emulación del Cerebro y la Transferencia de la Mente
Pese a los avances, existen críticas y escepticismo respecto a algunas suposiciones clave de este proceso. La primera es la idea de separar la mente del cuerpo, algo que muchos creen que es incorrecto debido a la conexión inherente entre el cerebro y otras partes del cuerpo. La segunda suposición cuestionada es que la mente es simplemente un producto de lo que el cerebro hace. Existe un debate largo y en curso sobre si la conciencia es algo más abstracto y expansivo que una mera función biológica.
Avances en Neurotecnología: ¿Un Paso Más Cerca de la Inmortalidad Digital?
La neurotecnología, entendida como los métodos para grabar o modificar directamente la actividad cerebral humana, está progresando rápidamente. Innovaciones como las interfaces cerebro-computadora y dispositivos implantables, como el Stentrode, han permitido a pacientes paralizados controlar computadoras con sus pensamientos. Estos avances, junto con los desarrollos en inteligencia artificial, nos están permitiendo descifrar las ondas cerebrales con mayor precisión, y podrían permitirnos en un futuro «escribir» o modificar el cerebro.
Con estos avances, es crucial desarrollar directrices y legislación que salvaguarden nuestros derechos humanos y neurales. Este ámbito, conocido como «neurorights», está siendo debatido activamente en la academia en estos momentos.
Es incierto cuánto tiempo podría tomar emular con éxito el cerebro humano. Sin embargo, considerando la velocidad con la que la tecnología ha avanzado en las últimas décadas, el debate público y la discusión sobre estos temas son esenciales. Estos desarrollos tienen el potencial de transformar lo que significa ser humano, y es crucial que todos tengan voz en este debate, más allá de la comunidad científica.
Es un tema que han tratado recientemente con detalle en en The Conversation, y vale la pena tenerlo presente.