Una placenta artificial es un instrumento que puede ayudar disminuir las secuelas y los costes de un parto prematuro, adecuando condiciones similares a las del útero materno, en las que el neonato se mantiene conectado a un cordón umbilical artificial.
Existen pocos proyectos de este tipo en el mundo. El único de Europa fue desarrollado en Barcelona, España, en una iniciativa liderada por el Dr. Eduard Gratacós, director de BCNatal, en colaboración con el Hospital Clínic y el Hospital Sant Joan de Déu y con el respaldo de la Fundación ”la Caixa”.
Una opción para no interrumpir el proceso de gestación
Este novedoso proyecto, cuyo desarrollo se ha extendido por dos años, recrea las condiciones que un feto viviría dentro del útero materno, a través de una bolsa artificial blanda semitranslúcida y un líquido caliente similar al amniótico.
Ejecutar un proyecto de esta categoría no es fácil. No por nada es el único de su categoría en Europa, teniendo pares sólo en Australia, Japón y Estados Unidos —con dos ejemplares repartidos en Filadelfia y Michigan—, también en fase experimental, con reportes de avances significativos durante el último tiempo.
Un factor en el que radica la escasez de estas inciativas es su elevado coste y dificultad de financiamiento. Se requiere de la participación de muchos expertos de variadas disciplinas y del apoyo de un equipo multidisciplinar formado por al menos 100 cirujanos fetales, cirujanos cardiovasculares, intensivistas y cardiólogos pediátricos, neonatólogos, ingenieros, biólogos y otros expertos con perfiles técnicos. Además, la gran masa crítica requerida, sólo es posible conseguirla en grandes hospitales que trabajen en entornos biotecnológicos potentes.
En cuanto a su utilidad práctica, la idea es que el feto, una vez extraído del útero materno, sea introducido en la placenta artificial y se conecte su cordón umbilical a otro artificial, parte de este sistema, por el que se le transfiera el oxígeno, los nutrientes, las hormonas y todas las demás sustancias que habría recibido a través de la madre.
Según reportan los responsables de este proyecto, esta conexión extracorpórea no tiene precedentes y, para efectuarla, es necesario desarrollar un conjunto de técnicas «muy precisas». «Es un reto muy importante» del proyecto, según el doctor Gratacós, responsables de una de las áreas de desarrollo de esta iniciativa.
El proyecto contempla que el bebé esté monitorizado de forma permanente y no invasiva mediante ecografías del flujo sanguíneo y control de la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, se utilizarán microsensores colocados en el líquido amniótico o en el cordón umbilical para obtener un monitoreo continuo de su estado de salud.
«Ya podemos decir que se trata de un proyecto iniciado con éxito en el quehemos demostrado la prueba de concepto y podemos hacer que un feto sobreviva fuera del útero durante horas. Tenemos muchas esperanzas, pero esto es como construir un Airbus: el avión tiene que volar bien cada día. Nuestro objetivo en este primer año está siendo precisamente ese, controlar al máximo el proceso viendo cuándo funciona y cuándo no, y sobre todo, por qué», afirma el Dr. Gratacós.
Este proyecto ha pasado por un proceso de evaluación internacional de reconocido prestigio, reglado por los estándares más exigentes que aplican sobre este tipo de desarrollos. Los evaluadores provienen de Australia, España, Israel, Portugal y el Reino Unido. En sus reportes, todos ellos coincidieron en la excelencia de la estrategia científica diseñada, la magnitud del problema, y en la necesidad de soluciones alternativas como la placenta artificial, y en la importancia de nuevos proyectos ambiciosos para impulsar el avance en este campo. Asimismo, resaltaron que BCNatal era uno de los pocos centros del mundo, y seguramente el único en Europa, con capacidad para ejecutar un proyecto de esta envergadura.