Frente a todo el desarrollo tecnológico de los últimos años, un eventual ataque de «robots asesinos», como aquellos que aparecen en películas de ciencia ficción, se asoma como una amenaza con la que se especula recurrentemente.
No obstante, desde el mundo académico quieren ponerle paños fríos a estos temores. Aunque esta tecnología ya existe para usos militares, un especialista asegura que los peligros potenciales para civiles no se asoman como posibilidades concretas en el corto plazo.
Robots asesinos, entre la regulación legal y la prohibición
Los sistemas de armas autónomos letales exigen ser tratados con sumo cuidado. Aunque resulta común asociarlos a escenarios de películas de ciencia ficción, su uso en la actualidad se perfila como una herramienta de defensa en campos de batalla.
Deane-Peter Baker, experto en ética militar de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, publicó recientemente un libro titulado «Should we Ban Killer Robots?» (¿Deberíamos prohibir los robots asesinos?), que se basa en su experiencia en el Panel Internacional sobre la Regulación de Armas Autónomas (IPRAW) entre 2017 y 2019.
IPRAW es una red internacional de investigadores, asociados con el propósito de entregar orientación imparcial a las delegaciones nacionales involucradas en el debate de la ONU sobre si prohibir o regular mediante leyes el desarrollo y uso de esta clase de tecnología.
Baker explicó que hay dos argumentos principales para prohibir legislaciones asociadas a esto. Uno se enfoca en las posibles consecuencias de permitir que estos instrumentos se usen en la guerra bajo amparo legal. «Por ejemplo, a los opositores les preocupa que la ley no sea capaz de operar dentro de los límites del derecho de los conflictos armados», dijo Baker. “La preocupación aquí es que usarán la fuerza de manera indiscriminada o desproporcionada», agregó.
El segundo tipo de argumento destacado por el experto señala que «dejando de lado las consecuencias, es simplemente fundamentalmente incorrecto permitir que una máquina tome la decisión de matar a un ser humano».
Según lo que plantea Baker, los estados menos desarrollados tienden a estar a favor de una prohibición, mientras que los estados poderosos y tecnológicamente avanzados no son particularmente favorables. «Los defensores de la regulación mediante leyes, argumentan que estos sistemas pueden salvar vidas de varias maneras», comentó.
«Por ejemplo, existe la afirmación de que se pueden enviar robots para realizar trabajos ‘aburridos, peligrosos y sucios’ sin tener que arriesgar a un soldado, marinero o aviador humano; es mucho mejor que se destruya una máquina que un miembro de las fuerzas armadas», señaló con respecto a la postura que defiende su uso regulado.
Contrastando con la otra postura, el experto agregó que «dejando de lado las consecuencias, es simplemente fundamentalmente incorrecto permitir que una máquina tome la decisión de matar a un ser humano». «También argumentan que bajo una regulación legal será menos propenso a usar fuerza indiscriminada, porque no se asustan, enojan o confunden de la forma en que los combatientes humanos pueden hacerlo en medio del combate», sumó a sus observaciones.
Considerando que también existe el argumento de que una prohibición internacional no podría ser suficiente para que los actores maliciosos desarrollen y usen estos sistemas, los detractores de su legalización sostienen que deberíamos darles una ventaja operativa significativa, al adoptar una prohibición y no permitirnos usarlos.
Al ser consultado sobre la posibilidad de enfrentarnos a una rebelión de los robots contra los humanos, al estilo de la película Terminator, Baker aseguró que «estamos muy lejos de que eso suceda, ¡si es que alguna vez sucede!».
Profundizando su punto de vista, el experto comentó: «Creo que no hay duda de que comenzaremos a ver más y más armas autónomas letales participando en guerras: la ONU cree que ya hemos visto a los primeros humanos asesinados por armas autónomas, en el conflicto de Yemen. Pero es mi opinión que ellos es poco probable que desempeñe mucho más que un papel complementario durante algún tiempo».
A mediano plazo, Baker comenta que estos sistemas serán costosos por su sofisticación y por ende, de acceso limitado y además, con capacidades autónomas limitadas. Recién a largo plazo, en tiempos aún no proyectados, el especialista comenta que esta tecnología será más asequible y prolífica.
Baker manifestó que espera que los lectores del libro obtengan una comprensión más clara de los argumentos que se han planteado a favor de la prohibición de los robots asesinos, integrando a la ciudadanía a un debate que será propio de los tiempos venideros.