Las mascarillas es un elemento que, además de ser utilizados por profesionales sanitarios en sus puestos de trabajo, también llevan tiempo formando parte de algunas culturas, aunque la pandemia ha hecho que llegue a ser de uso generalizado en todo el mundo, con posibilidad de que una vez pase la misma, este elemento pueda llegar a seguir siendo usada en determinados escenarios por gran parte de la población.
Con ello en mente, investigadores de la Universidad de Northwestern han creado un pequeño dispositivo electrónico para ser usados dentro de cualquier tipo de mascarilla, ya sea una N95, quirúrgica o de tela, unido mediante un imán, cuya finalidad es la toma de datos continua para la monitorización de algunos aspectos de la propia salud.
Este elemento de hardware se ha bautizado como FaceBit y denominado como «FitBit para la cara», ya que los investigadores entienden que el seguimiento de la salud va actualmente mucho más allá del rastreo que se realiza habitualmente desde los relojes inteligentes y pulseras cuantificadoras.
La cara como lugar para el seguimiento de la salud de las personas
Y es que en los últimos tiempos también han llegado otros dispositivos conectados que también hacen seguimiento de la salud, como pueda ser el caso de la pantalla inteligente Nest Hub de segunda generación con su función de seguimiento del sueño a través del chip Soli, entre otros.
Y aprovechando el uso generalizado de las mascarillas, y su continuidad en el futuro, entienden que el uso de las mismas posibilitará el seguimiento de determinados signos vitales, al pensar en la cara de las personas como un lugar viable la obtención de datos de salud de las mismas.
Para Josiah Hester, que lidera el desarrollo de este dispositivo:
Queríamos diseñar una máscara facial inteligente para los profesionales de la salud que no necesita enchufarse de manera inconveniente durante la mitad de un turno (…) Aumentamos la energía de la batería con la recolección de energía de varias fuentes, lo que significa que puede usar la máscara durante una semana o dos sin tener que cargar o reemplazar la batería
Además de los signos vitales, el dispositivo también es capaz de avisar cuando la mascarilla se encuentre mal puesta. En la actualidad, el dispositivo permite tener una autonomía de 11 días, aunque los investigadores quieren crear una versión sin batería, obteniendo la energía para funcionar desde la energía térmica y cinética.
Por ahora, este dispositivo será sometido a más ensayos clínicos, aunque el producto también se ofrece como proyecto de código abierto para quienes quieran indagar más en el mismo.
Enlace: FaceBit
Vía: TechCrunch