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Queroseno sintético para reducir la huella de carbono de los vuelos

avion en aeropuerto

Durante el siglo XX y principios del XXI el ser humano no ha tenido muchos problemas a la hora de contaminar el medio ambiente hasta llegar a una situación crítica. En poco más de 100 años nos hemos cargado nuestra casa, y ahora se están haciendo muchos esfuerzos (aunque no tantos como desearíamos) para «hacer las cosas bien».

Hay multas para quien contamina más, hay más uso de fuentes de energía renovables, hay más control del uso del plástico… pero lo que realmente hará la diferencia serán las grandes plantas industriales dedicadas a reducir la huella de carbono.

Hace unas semanas hablé de un proyecto en Islandia que transformaba CO2 en piedra, hoy hablaré de la primera planta comercial del mundo capaz de producir queroseno sintético para usarlo como combustible en los aviones.

El combustible usado al volar es muy contaminante, por eso es necesario pensar en el tema y buscar soluciones. Ahora habrá una planta en Werlte que usará agua y electricidad de los parques eólicos para producir hidrógeno. Al agregar dióxido de carbono, el hidrógeno se convierte en crudo, que luego se puede refinar en combustible para aviones.

La idea de quemar queroseno sintético es excelente, ya que solo se libera a la atmósfera la cantidad de CO2 que se eliminó previamente para producir el combustible, no hay CO2 extra.

De momento solo se producen ocho barriles por día, lo que ayuda a llenar de combustible a un pequeño avión de pasajeros cada tres semanas. Si lo comparamos con los datos de 2019, cuando las aerolíneas comerciales del mundo utilizaron casi 2.300 millones de barriles de queroseno, esta claro que aún nos quedamos cortos. Aún así, han demostrado que la tecnología es factible y económicamente viable, ahora es necesario que haya demanda y voluntad para realizar el cambio.

El proyecto está liderado por Atmosfair, un grupo alemán sin fines de lucro que proporciona formas para que las personas y las empresas compensen sus emisiones de carbono.

La planta fue construida con la ayuda de Siemens, y será Lufthansa la primera compañía en usar este queroseno sintético.

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