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Julian Assange podría volver a Australia si gana la batalla contra la extradición a EE.UU.

Tras pasar siete años en la embajada de Ecuador en Londres bajo asilo político, Julian Assange se encuentra desde abril de 2019 bajo arresto en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh, en la misma capital inglesa.

Múltiples indicios señalan que desde entonces el fundador de Wikileaks no la ha estado pasando muy bien, evidenciando un fuerte deterioro de su salud mental. Esto influyó en una reciente determinación de un tribunal británico que rechazó la extradición del periodista a Estados Unidos, situación que abre nuevas y, aparentemente, mejores posibilidades para este 2021 en la vida del activista.

Si bien, el proceso judicial en torno a Julian Assange todavía está lejos de alcanzar su capítulo final, el freno a su extradición a Estados Unidos por parte de un tribunal londinense, comunicada apenas ayer, evitaría que el activista australiano enfrente en territorio norteamericano cargos por violar una ley de espionaje y conspirar para la obtención de informes clasificados estadounidenses.

Recapitulando, son 18 los cargos adjudicados a Assange, relacionados con la publicación en Wikileaks de registros militares confidenciales y cables diplomáticos estadounidenses en altos volúmenes que, según lo que señalan, comprometían la vida de muchas personas. Por esto, ante la justicia estadounidense, arriesga una pena de hasta 175 años de reclusión.

Teniendo muy en claro que el bloqueo a la extradición no representa el sobreseimiento de las causas imputadas, hoy fue emitida una interesante declaración desde el Gobierno de Australia, particularmente de su Primer Ministro, Scott Morrison. En una entrevista con la emisora local 3AW, el mandatario señaló que «suponiendo que todo resulte (a favor de Assange), como cualquier otro australiano, (él) es libre de volver a casa si lo desea«, de acuerdo a lo recogido por la agencia de noticias EFE.

Un asunto de salud mental

La defensa de Assange, de la mano de sus abogados, señaló que la persecución en contra del activista australiano se funda en motivaciones políticas, impulsadas principalmente por Donald Trump, en su condición de Presidente de Estados Unidos. Sobre esto, agregaron que su eventual extradición representaba una grave amenaza para el trabajo de los periodistas.

La jueza Vanessa Baraitser, que tomó este caso en el tribunal, rechazó casi en su totalidad los puntos presentados por la defensa de Assange, señalando que aquello que se le imputa efectivamente constituye una serie de delitos en su respectiva jurisdicción.

Sin embargo, la extradición fue rechazada porque, de acuerdo al mismo tribunal, existe un riesgo real de que Assange se suicide bajo estas condiciones, afirmando que hoy se presenta como “un hombre deprimido y, a veces, desesperado” que bajo su apreciación, posee la audacia y el intelecto para sortear cualquier medida que las autoridades penitenciarias ejecuten para prevención del suicido.

Estados Unidos anunció que apelará esta decisión del tribunal, mientras la defensa de Assange planea la solicitud de su liberación de prisión. En caso de concretarse esta posibilidad, ya cuenta con el ofrecimiento de asilo en México por parte de su mismo presidente, además de la posibilidad de, eventualmente, volver a su tierra natal.

Así como hay personas que adhieren a las acusaciones imputadas en contra de Assange, también existe todo un movimiento en respaldo a este activista, considerado como un potente representante de la libertad de prensa y de los derechos digitales. Ciertamente, es un personaje que deja a pocas personas indiferentes y que este año podría enfrentar un panorama tal vez menos oscuro.