En YouTube, cada cierto tiempo van apareciendo nuevos vídeos que con el paso de los años se consolidan con una popularidad abismante. En algún momento el trono del vídeo más visto perteneció al clip de «Baby» de Justin Bieber. Tiempo después, llegó del turno de «Gangnam Style», del cantante surcoreano Psy, quien encabezó el podio por tres años, hasta ser desplazado por «See You Again», canción de Wiz Khalifa, popularizada por la película Furious 7.
La última canción en encabezar la lista máxima de popularidad en la plataforma estadounidense de vídeos fue «Despacito», canción de Luis Fonsi y Daddy Yankee, la cual fue todo un fenómeno a lo largo del globo. Esto, hasta ser desplazada por el clip que actualmente acapara este apetecido lugar: «Baby Shark», una popular canción infantil que se encuentra presente en YouTube desde hace 4 años y que hoy concentra más de 7041 millones de visitas.
La repetitiva y pegajosa melodía, que invita a pequeños e incluso a grandes a seguir la mímica que acompaña a esta canción, que presenta a una ficticia familia de tiburones, alcanzó esta cifra récord a las 4:00 a.m. de ayer lunes, 2 de noviembre.
Aunque los orígenes de esta canción no se conocen con certeza, se presume que data desde comienzos del siglo pasado en Estados Unidos, período en el que se popularizó como una dinámica de juego en campamentos y otras instancias sociales.
Es por esto mismo que, incluso en tiempos previos a 2017, año en el que se publicó el que hoy es el vídeo más viral de YouTube, ya existían adaptaciones previas de esta canción que, como era de presumirse, pasaron mayormente desapercibidas en su momento.
Baby Shark Dance, la versión infantil viralizada, es la edición en inglés de Sang-eo Gajok, la misma canción popularizada como «Baby Shark», también desarrollada por la compañía educativa surcoreana Pinkfong, que centra su trabajo en la generación de material didáctico para los más pequeños.
Ante la popularidad de esta canción, interpretada en esta versión por la niña coreana-estadounidense Hope Segoine, actualmente hay un debate en torno a la propiedad intelectual de la misma. Si bien, su origen se atribuye a la cultura popular, la versión viralizada en YouTube (Baby Shark Dance) figura en los registros pertinentes bajo la autoría de Pinkfong, condición que restringe la explotación que se le puede otorgar a esta composición.
Fuera de dar pie a una serie de reversiones, parodias, memes y, lógicamente, a un acaudalado flujo de visitas, el éxito en YouTube de esta canción proyectó su camino hacia las listas de éxitos musicales mundiales, alcanzando, entre otros puestos destacados, el lugar 32 en el ránking Billboard Hot 100 durante enero de 2019.
De igual forma, durante el último tiempo Baby Shark Dance ha sido material de campañas educativas, eventos deportivos e incluso, fue aplicada como parte de una controversial medida de presión para ahuyentar personas de espacios públicos en Florida, abusando de lo molesto que puede llegar a ser escuchar de forma prolongada una melodía tan repetitiva.
Si hay niños pequeños en tu casa, lo más probable es que gracias a ellos, además de conocer esta canción y sumar al menos un par de reproducciones a este hito, te hayas aprendido algunos de sus versos y partes de su singular coreografía que desde esta semana, pasó definitivamente a la historia de YouTube.