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Tecnología para encontrar mascotas perdidas

La sensación de perder una mascota es terrible, pero hoy en día hay muchas soluciones que pueden ayudar en el proceso de búsqueda, y hoy vamos a hablar de algunas de ellas.

Es importante tener en cuenta que en algunos países es obligatorio que las mascotas tengan un chip de identificación, pero por desgracia ese chip no puede ser leído por las personas en la calle, de forma que alguien que encuentra a un animal perdido no tiene como saber quién es el dueño y realizar la llamada correspondiente.

Veamos algunas soluciones extra:

NFC: Una solución en forma de collar NFC. Es el caso de Emerid Pets, un collar que cuando lo compramos, rellenamos un formulario con nuestros datos, de forma que dicha información queda guardada dentro del collar. Si alguien lo encuentra, solo tiene que acercar su móvil, con NFC activado y conexión a Internet, y ver la información guardada en su interior. La ventaja es que no necesita batería, resiste a agua, suciedad, rozaduras y golpes. Su precio es de 15 euros.

Códigos QR: Hay algunas empresas que comenzaron a crear collares con códigos QR, para que si alguna vez se pierden, las personas puedan fotografiar dicho código y obtener la información de los dueños. Entre las soluciones están las que ofrecía Perdidus, pero ha dejado de hacerlo, seguramente al darse cuenta que el collar no era muy resistente al día a día. En los comentarios los compradores se quejaban de que el código se destruía después de golpes diversos. Hoy en día aún es posible encontrar placas con códigos QR, como las de lovedmascot.com, pero parece que la tecnología NFC es más resistente y segura (el código puede incluso ir desapareciendo con la luz solar). La ventaja es que es más barato tener un collar con un código QR que con tecnología NFC.

Rastreadores GPS: Las soluciones GPS son muy efectivas, ya que no es necesario esperar a que alguien encuentre a nuestra mascota, podemos rastrearla desde casa. El problema es que el precio es mucho mayor que en las soluciones anteriores. Estos rastreadores se sujetan al collar de la mascota (a veces vienen integrados), y suelen ser robustos. La batería es de larga duración, y muchos incluyen un sistema de monitorización de actividad física y signos vitales. En otros casos podemos encontrarlos con un sistema de audio, de forma que podríamos escuchar a la mascota o hablarle a distancia, dependiente de si además de micrófono tiene altavoz. Las alertas suelen ser también comunes en este tipo de dispositivo, siendo posible poner límites virtuales en un mapa y recibir una alarma si la mascota pasa de dichos límites. Es posible encontrar varios en Amazon en este enlace.

Bluetooth: A veces nuestra mascota no se ha perdido por la calle, está dentro de casa, pero no la encontramos. Para ese tipo de situación tenemos localizadores Bluetooth. Podemos poner un collar de thetrackr, o un famoso Tile y cuando queramos encontrar al gato, al lagarto o a cualquier otra mascota amiga del escondite, solo tendremos que activarlo desde el móvil para que emita una señal sonora.

La ventaja de usar un Tile es que existe una buena comunidad de usuarios, de forma que si la mascota se pierde por la calle, y alguien usuario de Tile pasa cerca de ella con el Bluetooth activado, podría enviarnos la localización de la misma (se usa mucho para encontrar bicicletas robadas).

Sitios web. Hay algunos proyectos web y redes sociales creados especialmente para quien ha perdido una mascota. El funcionamiento es sencillo: subimos los datos y esperamos a que otro usuario de la red social la encuentre por la calle. Su utilidad es muy reducida al depender de un grupo limitado de usuarios, pero en pawscout.com, por ejemplo, presumen de haber podido recuperar más de 9.000 mascotas hasta la fecha. Otra opción en esta categoría, más modesta, es findalostpet.org. En vuestra ciudad seguramente hay algún grupo en Facebook encargado del tema.

Como veis, soluciones hay, aunque por desgracia no son suficientes para recuperar la enorme cantidad de mascotas que se pierden cada año en el mundo.

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