Gritar es bueno, relaja, y no lo digo yo, lo dice mucha literatura especializada en dejar salir frustraciones.
Así lo indican en lookslikeyouneediceland.com, una web que promueve Islandia, y que anima a que gritemos y compartamos ese momento con otras personas.
La web ha sido creada por un terapeuta y consultor de salud mental que indica que gritar se considera una herramienta terapéutica desde los años 70. Se considera una manera de liberar la emoción, y la respuesta psicológica a querer gritar ilumina una parte de nuestros cerebros llamada amygdala. El amygdala se activa cuando estamos bajo amenaza, algo que todos hemos experimentado en los últimos meses en cuarentena.
Entre la información que podemos encontrar en la web indican que parte del efecto beneficioso de gritar viene de ser capaz de hacer un ruido fuerte en un espacio ancho, abierto y no perturbado. Pero hay que saber gritar correctamente:
1. Considera cuál será tu «grito». Algunas personas usarán volumen, algunas usarán palabras, algunas pueden utilizar incluso la respiración.
2. Apoya con tus pies a lo ancho de la cadera, curva ligeramente las rodillas. Relaja tus hombros. Puede ser útil poner las manos en las caderas o usar los brazos para ayudar a retirar alguna de las emociones pent-up. Sigue tus instintos.
3. Imagina a un bebé cuando llora y grita. El ruido viene del vientre del bebé. Allí es de donde debe venir el grito. Si ayuda, pon las manos en el vientre y haz respiraciones antes de comenzar.
Este es un punto de partida, ya podemos grabar en la web.
Podemos escuchar gritos de otros, y comenzar a grabar el nuestro para compartirlo con el mundo.