No se trata de un crimen nuevo, desde hace muchos años hay gente que se dedica a obtener copias digitales de libros de diversos tipos, guardarlos en Dropbox y vender acceso a dicha plataforma para que los clientes puedan obtener el material. Esto ocurre principalmente con libros de texto de universidades, libros muy caros que en muchas ocasiones se escanean para tener una copia digital lista para el comercio ilegal.
Ahora acaban de divulgar un nuevo caso de una mujer que vendió acceso a copias piratas de libros de texto académicos almacenados en Dropbox, quien recibió una sentencia de prisión suspendida por un tribunal en Dinamarca.
Se trata de un caso que fue perseguido por Rights Alliance (equipo danés de lucha contra la piratería) con la asistencia de la policía, muy semejante a otros dos que ya habían ocurrido anteriormente.
El grupo actúa en nombre de una amplia gama de titulares de derechos de autor, incluidos los editores, y buscan siempre a criminales que realizan pirateo con objeto de lucro. En este caso lo descubrieron por un anuncio colocado en Den Blå Avis (The Blue Newspaper), el sitio de compra y venta más grande de Dinamarca. Por lo visto, por menos de 3 dólares, ofrecía acceso a 115 copias digitales de libros generalmente vendidos por diversas editoriales.
Con la ayuda de la policía local, Rights Alliance pudo eliminar rápidamente el anuncio, pero también logró identificar a la vendedora, una mujer del distrito de Vanløse de Copenhague. El grupo dijo que la mujer admitió la distribución ilegal del contenido, que incluía libros dedicados a fisioterapia.
Ahora ya está dada la sentencia: prisión suspendida de 20 días acompañada de una orden de confiscación financiera.
Indican que, aunque parezca inocente copiar un libro de texto y venderlo a otros estudiantes, es algo que puede tener graves consecuencias. Ya ocurrió antes con un estudiante de 26 años que vendía el acceso con tarifas mucho más altas (llegaba a los 88 dólares), quien tuvo exactamente la misma sentencia de prisión suspendida, también de 20 días, más una orden de decomiso.
Lo que está claro es que es muy posible que este tipo de crímenes disminuyan cuando los libros de texto sean mucho más baratos.