Desde el proyecto «Graphene Flagship», financiado por la Unión Europea, nos comentan el éxito que han tenido completando experimentos de gravedad cero.
Han estado trabajando en varios vuelos parabólicos de gravedad cero para probar dispositivos novedosos de gestión térmica de grafeno para aplicaciones espaciales. Las propiedades únicas del grafeno pueden mejorar significativamente su rendimiento, y la gestión térmica es esencial para que los satélites y otros equipos funcionen correctamente en el espacio.
Cuando ponemos un satélite en órbita, vemos que la diferencia de temperatura entre los dos lados de un satélite puede variar en más de 200 grados centígrados, ya que un lado da al Sol y el otro no. Para eliminar el calor no deseado y evitar la falla del equipo se requiere el uso de un tubo de calor de bucle para disipar el exceso de calor, y es ahí donde entra el grafeno.
Los tubos de calor de bucle enfrían los dispositivos e instrumentos electrónicos utilizando el calor que generan para evaporar un líquido en un dispositivo que generalmente está hecho de metal poroso. En el caso de este experimento, se recubrirá con grafeno para mejorar la transferencia de calor entre las unidades electrónicas y el fluido.
El trabajo lo ha realizado Graphene Flagship junto a la Universidad Libre de Bruselas, la Universidad de Cambridge y otras instituciones y socios industriales. Comenzó de hecho en 2017, cuando se vio una fuerte evidencia de que las propiedades térmicas del grafeno pueden mejorar la eficiencia de las tuberías de calor. Esta tercera campaña de gravedad cero probará un dispositivo avanzado con un mayor nivel de preparación tecnológica, como un paso más hacia las aplicaciones espaciales.
La tubería de calor de bucle de grafeno es una aplicación prometedora para Leonardo, una empresa con amplia experiencia aeroespacial, que siempre busca nuevas formas de mejorar la calidad de sus productos a través de la innovación.
Los experimentos en el espacio requieren inversiones significativas y una planificación extensa. Solo son posibles en colaboraciones a largo plazo entre la industria y el mundo académico, y ahora el objetivo es incluir toda esta tecnología en satélites o en la estación espacial internacional en los próximos años.