Los procesadores podrían tener un defecto de diseño, que dejaría vulnerables a áreas protegidas de la memoria kernel del sistema operativo, abriendo las puertas a un abanico de posibilidades, dejando expuesta información sensible.
En Register encontrarán una explicación técnica de los alcances de este bug de seguridad, y cómo afecta a cada sistema operativo, aunque no hay detalles específicos sobre la vulnerabilidad, ya que al parecer, no se dieron a conocer.
Sin embargo, ya estarían trabajando en la solución, y en los próximos días se aplicarían parches a Windows, Linux y macOS, ya que es imposible hacerlo mediante actualizaciones internas.
Pero esta dinámica traería consecuencias. Según afirmaron, las actualizaciones para Windows y Linux, provocarían una disminución de rendimiento, de entre 5 y 30 %, dependiendo del sistema operativo y del modelo de procesador de Intel.
Por el momento, Intel no ha hecho ningún tipo de declaración, por lo que tendremos que esperar algún informe de su parte para entender con exactitud la vulnerabilidad, y cómo piensan a revertir la situación sin ocasionar los mencionados problemas de ralentización del sistema.
Imagen Intel Inside de JiahuiH bajo CC BY-SA 2.0