Microsoft comentó hace unas horas que ha superado la marca de los 200 millones de ventas de su nuevo sistema operativo, lo que no significa que haya conseguido el mismo éxito que con el anterior. La novedad siempre genera ventas inicialmente, pero si no hay un cambio radical que mejore sustancialmente la versión ya instalada, los usuarios no realizarán el cambio.
Windows 8 es un buen sistema operativo. Es rápido, es intuitivo… la pantalla de inicio «a lo mosaico» puede eliminarse fácilmente, y los atajos de teclado ayudan a acceder al contenido sin problemas (alt+tab, alt+f4, etc.), pero la mayoría de los usuarios no sienten una necesidad enorme de cambiar su ya estable Windows 7, y eso se nota en las ventas.
Otro motivo es la caída de ventas de PC en 2013. Suben las ventas en tabletas y smartphones y, aunque pertenecen a otra categoría, sustituyen muchas de las funcionalidades que millones de personas asociaban al PC: leer emails, navegar por internet, ver fotos y vídeos, usar redes sociales… y poco más.
Windows 7 se lanzó el 22 de octubre de 2009, un año antes de llegar a 240 millones de licencias vendidas, tal y como recuerdan en TNW. En enero de 2011 llegaron a 300 millones. Windows 8, por otro lado, lanzado el 26 de octubre de 2012, solo ahora ha llegado a las 200 millones de copias.