Ahora, según The Guardian, es Twitter quien se une al proyecto. La idea es procesar y filtrar las imágenes subidas a la plataforma antes de terminar de año, utilizando una serie de algoritmos matemáticos para que se verifique si alguna foto o región de una imagen coincide con una lista de imágenes conocidas, reconociendo imágenes ofensivas, incluso si han sido alteradas.
Explican en The Verge que PhotoDNA fue desarrollado en conjunto con el National Center for Missing and Exploited Children (Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados), siendo ya un estándar para controlar las fotos publicadas en la web.
Aún así, como podéis leer en mmadrigal.com, aún falta mucho camino para que realmente sea una tecnología eficiente al 100%. No se trata solo de detectar las imágenes, se trata de tener un sistema eficaz en el que un gran equipo humano se encargue de obtener los resultados, eliminarlos y tomar las acciones necesarias para que no se vuelva a producir el problema.