Sorpresa la mía cuando vi que el restaurante, que tenía una comida maravillosa, no estaba en el sistema, mientras que muchos otros, más cerca de la playa, sí estaban, llenos de turistas alemanes y con fotos, consejos y alcaldes en FourSquare.
Terminé de comer y llamé al responsable del local. Estuvimos casi una hora hablando del tema. Le expliqué lo que era FourSquare, le mostré cómo lo estaban usando las personas con su competencia, lo que era un alcalde (usuario que hace más checkins en un mismo sitio durante un periodo de tiempo)… puede ser que los habitantes del pueblo no usen el sistema, pero todos los turistas estaban ansiosos por hacer checkin en los lugares recomendados por la aplicación.
Registramos el restaurante, hicimos algunas fotos y pusimos un cartel en la entrada:
30% de descuento para el alcalde de FourSquare en este lugar.
Pasó una semana, volví allí y vi la cara de felicidad del dueño atendiendo a decenas de turistas con el móvil en la mano, luchando para ser alcalde comiendo varias veces a la semana en el mismo sitio.
El simpático dueño no tenía ningún sobrino para explicarle estos temas, vivía como siempre ha vivido, esperando que la suerte salpique clientes en su puerta, ignorante de las estrategias seguidas por otros negocios más despiertos en la web social.
En mi caso lo hice sin ánimo de lucro, pero si fuera un autónomo residente de dicho pueblo, podría haber conseguido un cliente feliz, un primer paso para salir de la crisis en busca de un negocio propio.
Es la hora de afilar los nudillos e ir llamando a las puertas.