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Marketing tradicional y era digital, de las ventas a las comunidades eficientes

marketing tradicional

Tal y como sucede cuando vemos con cierta nostalgia los programas de televisión en los que se nos muestran tiempos pasados, si nos retrotraemos en la historia -especialmente los que hemos tenido la enorme ventaja de transitar por un ciclo de cambio y apertura como el actual- nos daremos cuenta del largo recorrido realizado entre las cartas y los correos electrónicos, entre los periódicos y los portales corporativos, en definitiva, el tránsito entre las cuatro p´s del marketing; plaza, precio, promoción y producto, y el marketing resultante de la era digital, donde la generación de nuevas oportunidades, la construcción de reputaciones y el asentamiento de la fidelidad, la calidad y el compromiso como ejes centrales del nuevo orden social, nos llegan de la mano de las nueva estrategias.
El recuerdo es esencial para rescatar aquellos aspectos de lo tradicional cuya efectividad perdura en el tiempo y es que la adaptación a nuestras necesidades actuales, lo que se conoce como sesgo retrospectivo, es esencial para identificar aquellos aspectos inherentes a tiempos pasados que se han quedado en el camino y aquellos que son rescatables por su eficiencia y permanecen incorporados a nuestros hábitos actuales.

Cuando miramos en retrospectiva qué ha sucedido durante nuestro camino, siempre encontramos una razón causal que explica cada paso dado, esto sucede porque la memoria tiene la capacidad de evitar el recuerdo de sucesos adversos, sucesos que nuestro gran visionario ”“ Orwell y su 1984- denominaron “golpes bajos de la vida”, un hecho que no sucede en el análisis del presente, especí­ficamente en este presente donde los cambios y el dinamismo son inherentes al ciclo y no median generaciones y épocas que marquen las modificaciones, sino que es a golpe de innovación y clic que el presente se modifica vertiginosamente.
No en vano, la era digital ha llevado a los expertos en la memoria a establecer diferencias entre la forma de visualizar los hechos pasados y la dinámica, vertiginosa y constante sucesión que conforman la actividad online. Un hecho que ha situado al marketing como responsable directo de la generación de nuevas necesidades e intereses.

Si bien es cierto que las nuevas tecnologí­as han eliminado el olor del papel, la maravilla de la caligrafí­a y la profundidad de los mensajes í­ntimos, los blogs, los correos electrónicos y las nuevas tendencias de marketing emocional, no sólo llegan en un momento en el que es más necesario que nunca volver a las cavernas después de tanto aislamiento e individualismo, sino que además el marketing se consolida como un potente aliado del entramado social, como un educador de las emociones y principalmente, como una gran fortaleza al amparo de la comunicación entre las personas.
La era digital modifica los paradigmas asociadas a las culturas y sus consecuencias son irreversibles.

• Hoy nadie puede trabajar al margen de las redes sociales
• Las reputaciones, ejes centrales del nuevo orden social, se construyen gracias a la interacción y por lo tanto, del marketing, en las redes sociales.
• Las aplicaciones se consolidan como la nueva revolución tecnológica bajo el paraguas del desarrollo, tras ciclos y ciclos de evolución y aislamiento.
• La confianza, el compromiso y la calidad, son tan necesarias para la continuidad del proceso evolutivo, como puedan serlo para el establecimiento de un nuevo orden social y un nuevo modelo productivo.
• Todo el mundo está pendiente del SEO y los algoritmos de Google, cada vez más humanos, más emocionales, más comprometidos con las necesidades y la eficiencia.

La era digital como consecuencia lógica bajo el marco evolutivo de la imprenta, la fotografí­a, el cine establece cambios en la forma de comunicarnos totalmente determinantes, donde las imágenes y las palabras constituyen la revolución visual sobre la que se asientan las necesidades e intereses, ejes centrales del marketing online.
Son cada vez más las marcas que miran a los medios sociales y lo hacen a través del marketing online, quien a diferencia del marketing tradicional, centrado en el ámbito de las ventas y los negocios en exclusiva, se alimenta del feedback que se obtiene en las redes sociales a través de la interacción horizontal con los usuarios y la competencia.
Hoy no se puede obviar que el marketing online es esencial para lograr un adecuado SCRM y que éste, es esencial dentro de los preceptos de compromiso con la calidad sobre los que se asienta el nuevo orden social.
Cuando hablamos de marketing, siempre nos retrotraemos al conjunto de técnicas destinados a llegar a un mayor número de clientes potenciales con el objetivo final de incrementar nuestros objetivos de ventas, sin embargo, la apertura y los nuevos hábitos de consumo, la intrí­nseca e indivisible relación entre los consumidores y productores que ha dado como resultado el nacimiento de los prosumidores, han situado al marketing online a la cabeza de las reputaciones y por lo tanto, mucho más allá de las ventas.
El marketing online encuentra en la segmentación un potente aliado para lograr establecer comunidades eficientes y activas, donde los usuarios vinculados ejerzan por si mismos de promotores de las marca acortando la brecha entre las empresas y los consumidores y estableciendo paradigmas esenciales en relación a la fidelidad, la calidad, el compromiso y la reputación como ejes centrales de la consecución de objetivos conjuntos.
Si, es cierto que el olor del papel y la tinta de una carta tradicional se han diluido ante un nuevo modelo dinámico y cambiante, sin embargo, el marketing online ”“ que rescata algunas de las variables más eficientes del marketing tradicional- se sitúa como baluarte de las relaciones sólidas y eficientes.
Finalmente no podemos olvidar que no ha sido sólo el auge de Internet y la eclosión de los medios sociales los que consolidan al marketing online como una poderosa e indispensable herramienta para los prosumidores; la coyuntura económica ha derivado en la necesidad de establecer el valor agregado sobre el que se asienta la competitividad y el desarrollo.
Y, ¿no es una realidad que el marketing online supone el crecimiento continuado del entramado social y por lo tanto una fuente inagotable de nuevas oportunidades?
El marketing tradicional se rescata en sus variables más relevantes y se deja en el camino aspectos relacionados con la eficiencia; interacción en tiempo real que hacen del marketing online una poderosa herramienta no sólo para los negocios sino para las relaciones sociales de toda í­ndole.
El olor del papel, la nostalgia de los discos de vinilo y los grupos y tendencias que imperaban en épocas pasadas, permanecen en el recuerdo de todos los que hoy, transitamos por el camino de la construcción de la reputación, esencial para volver a caminar como comunidades eficientes y sin duda, imprescindible en un ciclo como el actual donde, no es sino a través de la innovación y la creatividad que se logran identificar nuevas y constantes oportunidades.
El marketing tradicional se deja en el camino de la era digital su vertiente más relacionada con el dinero y se reviste de eficiencia, compromiso, branding y reputación, variables todas necesarias para transitar por el ciclo social que sin duda, llegó para quedarse.

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