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Luces, guantes y visibilidad: las nuevas normas de tráfico que transformarán Barcelona desde 2026

nuevas leyes tráfico

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado luz verde a una reforma integral del Reglamento General de Circulación que promete cambiar profundamente el paisaje urbano de Barcelona y otras ciudades españolas a partir del 2 de enero de 2026. El nuevo marco normativo, diseñado durante más de cuatro años de debates y borradores, busca reducir la siniestralidad entre los usuarios más vulnerables: peatones, ciclistas, motoristas y usuarios de patinetes eléctricos.

Patinetes: luces encendidas a toda hora

Una de las medidas más llamativas del nuevo reglamento es la obligación de circular con las luces encendidas en los patinetes eléctricos (VMP) incluso durante el día. Esta norma, que contará con un año de moratoria desde su entrada en vigor, busca mejorar la visibilidad de estos vehículos pequeños que, a menudo, se pierden en el tráfico urbano. Igual que uno no conduciría de noche sin encender los faros del coche, ahora tampoco se podrá circular en patinete sin alumbrado, sin importar si es mediodía o amanecer.

Nuevas reglas para motoristas y ciclistas

Las dos ruedas también se ven afectadas por una serie de medidas que apuntan a reforzar la protección de quienes viajan sin carrocería. En el caso de las motos, los motoristas deberán usar guantes de protección homologados y calzado cerrado. El casco seguirá siendo obligatorio, aunque no se exige que sea integral, pero sí que esté bien abrochado. Esta normativa intenta evitar lesiones comunes en accidentes leves y moderados, especialmente en las extremidades.

En el caso de las bicicletas, se permite ahora circular en columna de a dos por el arcén, siempre que no se entorpezca el tráfico. Una modificación que da más libertad a los ciclistas y reconoce una forma de circular más visible y segura en grupo. Sin embargo, se elimina una exención que generaba polémica: ya no será posible alegar razones médicas para no llevar casco, lo que afecta tanto a ciclistas como a motoristas y conductores de ciclomotor. A partir de 2026, el casco será obligatorio sin excepciones.

Chaleco reflectante para ‘riders’ y cinturón para todos

Los repartidores y trabajadores que utilizan vehículos personales como bicis, motos o patinetes para moverse también tendrán que adaptarse a las nuevas exigencias. El chaleco reflectante será obligatorio fuera de la ciudad, algo que hasta ahora no se exigía de forma tan estricta. Esta medida pretende mejorar su visibilidad en tramos interurbanos o zonas con menor iluminación.

Otra norma que corrige una antigua exención es la que afecta a taxistas, repartidores y profesores de autoescuela: todos ellos deberán usar el cinturón de seguridad también dentro de la ciudad. La seguridad pasiva deja de ser opcional para estos colectivos, cerrando un vacío legal que quedaba fuera del sentido común.

Adelantamientos más prudentes

La reforma también redefine cómo se deben realizar los adelantamientos a vehículos inmovilizados por avería o emergencia en carretera. A partir de 2026, el conductor tendrá que reducir la velocidad al menos 20 km/h por debajo del límite de la vía y mantener una distancia lateral de 1,5 metros, aunque esto implique invadir parcialmente el carril contrario. Esta medida replica el cuidado que ya se exige al adelantar ciclistas, extendiéndolo a cualquier situación de vulnerabilidad en la vía.

Adios a aparcar cerca de pasos de peatones

Uno de los cambios que más afectará el paisaje urbano de ciudades como Barcelona es la prohibición de estacionar o parar cerca de los pasos de peatones. Esta práctica, aunque habitual, reduce drásticamente la visibilidad de los viandantes, sobre todo de niños y personas con movilidad reducida. Los ayuntamientos contarán con un plazo de dos años para adaptar sus ordenanzas locales a esta norma estatal, por lo que los barceloneses deberán prepararse para ver desaparecer muchas zonas de aparcamiento actualmente permitidas.

Un paso hacia ciudades más humanas

Estos cambios no solo se enfocan en la seguridad, sino también en transformar la relación entre los distintos actores de la movilidad urbana. Cada nueva norma responde a una realidad cotidiana: el patinete que se cuela entre coches sin que nadie lo vea, el motorista que cae por no llevar guantes, el coche que bloquea la visión de un peatón en un cruce. No se trata de sancionar por sancionar, sino de corregir esos pequeños gestos que, acumulados, generan riesgos graves.

Con estas medidas, la DGT apunta a una movilidad más consciente y cooperativa, donde cada gesto cuenta. Desde los taxis hasta los patinetes, pasando por quienes caminan por la ciudad, todos estamos invitados a revisar nuestros hábitos. El objetivo no es solo cumplir la norma, sino construir un entorno donde moverse sea, sobre todo, seguro.

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