Desde que la «inteligencia Artificial» se ha puesto de moda, cada vez se oye más el término aplicado en la electrónica de consumo. Primero parecía que estaba reservado para el entrenamiento de superordenadores, para el uso del Big Data y los robots que conseguían tomar decisiones, para el procesado de imagen y las ediciones de vídeo, pero poco a poco fue acaparando el sector del día a día, y ahora todo tiene inteligencia artificial, hasta las máquinas de afeitar.
Así lo presenta Philips hoy en nota de prensa para el lanzamiento de su Philips Series 7000, una máquina de unos 180 euros.
Con el argumento de que cada hombre tiene una necesidad diferente de afeitado, han creado una máquina de afeitar que aprende a medida que es usada. Tiene un plan a medida para cada uno, y lo ofrece desde una app específica que ha sido creada junto a un grupo de dermatólogos. Quieren así evitar irritaciones diversas para pieles pieles sensibles, y para ello ofrecen consejos para la rutina de afeitado.
Desde la app GroomTribe podemos ir respondiendo las preguntas que nos hace para que la máquina entienda cómo debe comenzar el trabajo. Después, a medida que va funcionando, un sensor se encarga de analizar la técnica empleada por el usuario, guardando el movimiento, la velocidad y la presión ejercida. Esos son los datos que utilizará para aprender y tomar decisiones. Comentan que la Inteligencia Artificial la aplica a la hora de analizar los datos, creando una guía personalizada para cada usuario.
No han dado detalles sobre el tipo de entrenamiento realizado en el algoritmo, ni cuántas personas han sido analizadas previamente para que la afeitadora tome decisiones sola en función de las variables recibidas por cada usuario, por lo que volvemos a la cuestión inicial… ¿se está usando el término inteligencia artificial para cualquier programa que sea capaz de tomar decisiones a partir de un puñado de variables?