A nadie le gusta entrar en una habitación, o en una casa, y encontrarse con cámaras de seguridad enfocando todo lo que hacemos. Eso por un lado es cierto. Por otro, a todo el mundo le gustaría saber si los inquilinos que ocupan su casa están tratándola de forma adecuada. Es aquí donde comienza la disputa.
La privacidad es algo que resuena bastante, se ha convertido en un bien precioso, por eso no es raro que Airbnb haya prohibido las cámaras de seguridad en los lugares que anuncia.